El primer concierto al que fui en mi vida sin adultos acompañantes fue a Santana y Soda Stéreo en el estadio El Campín de Bogotá, en marzo de 1996.
Para poder ir, durante MESES tuve que rogar y argumentar a mis papás una variedad de puntos empezando por explicar por qué era el momento a mis tiernos 15 años de ir SOLA (sola con amigos pero SOLAAAAAA como me repetían ellos) a un show de un artista setentero y marihuanero (😂) como Santana, siguiendo con dónde había oído Black Magic Woman, y a continuación toda una clase sobre la importancia de Soda Stéreo.
Importancia máxima en mi adolescencia: esta banda era fuente de alegría, innovación, sueños, derroche de energía y afirmación total de mi gusto y la relevancia de la música en mi vida. Me faltó hacer una cartelera.
La verdad es que a la fecha no puedo creer que me dejaran ir. Entiéndase: no había celular, no había forma de estar preguntando cómo vamos, nada de nada. Sólo coordinar un punto de encuentro para la recogida y suerte, bendición. Fuimos varios amigos a gramilla. Top noche de la vida, les comento.
Me gustó la música siempre, mucho más de lo normal y mucho más que cualquier otra cosa. A mis 8-10 años dediqué horas a pasar de vinilo a cassette canciones de los Beatles de una compilación que nos regaló uno de mis tíos.
Mind you, el primer cassette que compré con los ahorros de mi mesada fue Pisando Fuerte de Alejandro Sanz, me llevó mi mamá a una tienda en la carrera 15 en Bogotá. Chiquita también hacía shows de Pandora y las Flans con mis primas y mi hermana. A mis 12 años LLORÉ porque no me dejaron ir a Guns n’ Roses. A los 13 me regalaron de navidad una grabadora con CD player y compré mis primeros CDs: El Silencio de Caifanes y Anthology de los Beatles y luego Canción Animal de Soda Stéreo. No sé cuándo los oí por primera vez, me encantaría acordarme.
Lo que sí recuerdo extra claro como si hubiera sido hace 5 minutos, es cómo se veía Gustavo Cerati tocando la guitarra y cantando “Primavera 0” en El Campín. Sigue siendo mi canción favorita de Soda Stéreo. Fue de no te lo puedo creer.
Las manos de Cerati me parecían las manos más grandes e importantes del mundo, con una luz azul brillantísima que lo silueteaba, no lo iluminaba. Cerati nunca necesitó iluminación. Por supuesto, mucho humo, que dejaba a Charli Alberti como una visión y a Zeta de ladito. Aprendí ahí, en vivo y muy rápido, que el bajo es tan importante que no necesita demostrarlo. Sencillamente, lo es.
Era la gira de Sueño Stéreo, ¿cómo iba a perderme ese show? No había la más remota posibilidad. Todavía tengo el CD que compré en 1995. Es el mismo que oigo en mi carro hoy en día, y la razón por la cual Spotify nunca va a saber que ese álbum estaría siempre en mi top. Como si fuera poco, “Ella usó mi cabeza como un revolver” es el mejor título de una canción en español, ever.
Después de ese primer show, vi a Soda Stéreo varias veces más y luego a Cerati en sus shows en solitario. Por el disco Canción Animal conocí a Luis Alberto Spinetta, porque “Té para tres” era mi canción favorita de ese álbum. “Comfort y música para volar” fue en realidad la primera experiencia audiovisual y tecnológica de mi generación. Al menos en español. Era un CD, en realidad era un CD Rom interactivo, con el que uno podía “jugar” en el computador.
Sí, uno romantiza todo lo que le pasó a los 15. La música podía ser todas las formas de arte: literatura, diseño, video, arte plástico. Eso lo aprendí con Soda Stéreo.
Esta es una lista con mis favoritas de los argentinos. ¿cuál sumarían? (don’t say “De música ligera”, la odio como odio “Yesterday” y “Satisfaction”).
¿Qué viene?
honestly, who knows.
HOT LIST
Mini Chappell Roan contando que su meta era ganarse un Grammy. TQM, REINA.
ESTE PIN de un corazón anatómicamente correcto para sus amigas, novios o novias este Valentine’s Day.
Estas copas para martini. Someday!
Cómo ayudar en el Catatumbo. ABACO, Banco de Alimentos de Colombia.
Sin duda alguna Soda Estéreo ha sido el viaje sonoro de la vida de muchos de nosotros, a Cerati (bendito entre los músicos de este lado del mundo) le debemos universos enteros recorridos a través de sus letras y sonidos. Gracias por recordarnos que sin importar donde, la música siempre es el camino.